ISLAS GALÁPAGOS
Lo mismo por tierra que por mar, las Islas Galápagos podrían dar la impresión de ser un lugar inhóspito. Su atropellado historial volcánico, sus tierras chamuscadas y sus ardientes flujos de lava son evidentes desde que el viajero llega a estas tierras. Inhabitable, sería el primer adjetivo que le viene a uno a la mente.
Cuando Charles Darwin llegó a las Islas, en 1835, admitió en uno de sus escritos que se sentía atormentado por la presencia de miles de iguanas yaciendo por doquier:
“No se acostumbra uno a su horrible apariencia, no hay cómo deshacerse de esa sensación de incomodidad. Algunos dicen que parecen como guardianes del Infierno, almas condenadas, o crías de dragones.”
-Charles Darwin
Comentarios
Publicar un comentario